miércoles, 8 de septiembre de 2010

Guardapolvos blancos




A las amigas y amigos blogueros:

En conocimiento de que hay docentes y alumnos interesados en rastrear las historias de las instituciones educativas en internet, creí oportuno reunir en un nuevo blog: "Guardapolvos blancos", el material que con esa etiqueta fuera publicado oportunamente en "berturquesa". El mismo, respetando los contenidos y los comentarios que valoro muchísimo y agradezco, ya que enriquecieron mi trabajo están a disposición en:
http://guardapolvosblancos.blogspot.com/

jueves, 29 de julio de 2010

La novia del Negro.



Ahora puedo confesarlo, yo era la novia del Negro. De ese tipo de novias que nos enamorábamos de un chico en la primaria y decíamos “es mi novio” aunque él no lo supiera y no nos diera bolilla. Porque puedo afirmar con celos que no era la única.

Es que el muy seductor, histeriqueaba con cada una de nosotras cuando halagaba la belleza de la mujer rosarina. Si hasta nos convencía cuando afirmaba que la hermosura de nuestros cuerpos había sido modelada a fuerza de bajar al río Paraná a lavar la ropa, aunque ya hace un siglo que en Rosario hay agua corriente y como 40 años que usamos lavarropas.

Abuelas o en edad de serlo, seguíamos sintiéndonos las hermosas destinatarias de sus piropos, locamente enamoradas de él, y algunas hasta le escribieron poesías y se abrieron paso a codazos para entregárselas, como cuando eramos las chiquilinas del Normal.
Tu novia secreta Berta Temporelli


A tres años de tu partida:
¡Gracias querido Roberto Fontanarrosa por por tu inefable humor!

sábado, 3 de julio de 2010

Palabras nuevas




OCULTOS Ciclo organizado y coordinado por Ivanna Simeoni,"Pipu",quién tuvo la deferencia de invitarme. Este es el texto que leí:



PALABRAS NUEVAS


Agosto de l976.Un día frío y húmedo. Las primeras horas de la tarde. Lo último que guardan en la baulera del ómnibus es la pelota de cuero de mi hijito. ¡Mi gol! ¡Mi gol! Reclama. En su media lengua le resulta más fácil llamar gol a la pelota, viaja sobre mi falda y la de la nona. Juega inocentemente. Repaso en mi mente los días…

Dejamos el nene en lo de mis viejos y pasamos la última noche en un hotel por horas. A la mañana siguiente parte. El dinero le alcanzó justo para un pasaje que lo saque del infierno. No nos vemos desde entonces. Más de un mes.

Deambulo con mi hijo a cuestas durmiendo cada noche en casa de un familiar distinto. El último día de trabajo en la escuela Musto. Mi compañera presiente porqué me voy. Quisiéramos darnos un abrazo. Nos despedimos como todos los días.

Hoy al fin hemos podido emprender este viaje que ahora se hace interminable. En cada parada mi chiquito reclama ¡Mi gol! Después se conforma, sabe que va a ver a su papá. Se duerme con un cuento de su nona criolla. Mi vieja. Hace un año tiene una hija presa, con mi viejo le crían los chicos. Le sobró voluntad para acompañarme.

Llegamos a la mañana siguiente, después de más de diecisiete horas de run run. Cargamos bolsos y valijas en un taxi, él lleva su “gol”. El sol comienza a picar.

El puerto parece un hormiguero, gente humilde viene y va con bolsos y paquetes. Nos embarcamos apiñados, en una de las lanchas precarias que cruzan el río.

¿Nos alejamos de qué? Busco las palabras…Patria, utopías, realidad, pesadilla. Todas me duelen.

El sol se refleja en cada trocito de la superficie del agua, estos vienen, van, se unen, se separan. Como cada una de las palabras con las que he formado las imágenes del terror.

Se llevan a alguien, lo largan a los dos días, le pide a un amigo en común: “avisales, que se vayan, me preguntaron por él y por el flaco”.

Pocos días después van a buscarnos al domicilio donde habíamos vivido hasta el año anterior, nos llaman a gritos. El departamentito está desocupado. Saltan el tapial, abren las puertas de las habitaciones a patadas. Revuelven unas pocas cosas inútiles. Suben a la terraza. Se descuelgan de los techos a los departamentos contiguos, sacan a los vecinos en calzoncillos al patio, hace un frío terrible.

Las imágenes se repiten, las desarmo, se vuelven a formar.

Ya es medio día y sol abraza cuando diviso la otra orilla.Todo el paisaje tiene el tono rojizo de la tierra.

Escucho palabras nuevas. Encarnación suena como el nombre de una tía, Paraguay es melodiosa como una guarania. Las paseras cargan sus bultos en la cabeza, se apresuran a bajar. Una nube de mbarigüis nos sobrevuela, hay una hilera de karumbés aguardando pasajeros. Él nos está esperando. Nuestro hijito corre a sus brazos con su pelota. Nos abrazamos los tres. Gerardo es feliz, le basta con saber decir papa, mamá, gol. No conoce esa nueva palabra: exilio.
Berta Temporelli
Junio de 2006
Mi participación se completó con la lectura de "Agarrate Catalina", que subí al blog el año anterior y pueden buscar en la columna de la derecha.


Foto de arriba: Izquierda, Berta, centro, Pipu y Fabricio Simeoni, derecha, Rosi,del Taller "El libro de arena"

foto de abajo:En plena lectura.

lunes, 19 de abril de 2010

!Festejando el primer año de mi blog!

Hace unos minutos mi blog cumplió un año.

Para celebrar tal acontecimiento con mis blogueramigos, acá va un texto publicado en "El libro de los talleres" de Editorial Dunken en 2008 que fuera presentado en la Feria del libro de Buenos Aires ese año.


El chupasangre
El chupasangre, metafóricamente hablando, existe desde que comenzó la explotación del hombre por el hombre. Ya dio cuenta de ello don Carlos en dos volúmenes hace más de un siglo.

Me ocuparé del tema desde mi visión individualista de atribulada pequebú:
Lo amé con locura desde el primer momento en que lo vi, no me avergüenzo. Me sentí joven, todo en mi interior bullía. Percibí que yo también lo atraía notablemente a pesar de la diferencia de edades. Me propuse desplegar todos mis artilugios de seducción de mujer experimentada para retenerlo mientras recordaba aquella canción de Zitarrosa: ..."puedo enseñarte a volar pero no seguirte el vuelo"...
Le ofrecí mi almohadón tibio. La otra enloquecía de celos aunque trataba de disimularlo. Perdía terreno, no podía competir conmigo, era una joven bastante inexperta.

Yo lo colmaba de caricias y atenciones. Le regalaba ropa de marca. Comenzó a pasar más tiempo en mi casa que en la de ella. Fui descubriendo cuales eran sus comidas preferidas y se las preparaba. Él me esperaba en la puerta, salía a recibirme con un beso. Hacíamos juntos las compras, era atento, cargaba mi bolso. Colaboraba en algunas tareas hogareñas. Noté que aumentaban notablemente las cuentas de teléfono que yo pagaba.

Comencé a ordenar la ropa que él dejaba en cualquier lugar. Yo había aprendido que ellos nunca se fijan donde dejan sus prendas, además no quería parecer una maniática obsesiva del orden como la otra. Mi espacio físico poco a poco se vio invadido por sus pertenencias desparramadas por toda la casa.

Él, pendiente del cronograma con que percibía de mis sueldos, comenzó a solicitarme dinero para sus gastos, a cargar alguna compra a mi cuenta. Fue retaceando la colaboración con las tareas domésticas.

Me suscribí a banda ancha, pero nunca pude usar mi PC. Se había apropiado de mi espacio virtual, abría mi correo, chateaba hasta la madrugada.

Yo, que nunca había permitido que ningún hombre de los que tuve a mi lado se tomase atribuciones propias de la cultura machista, había depuesto mis principios, era una claudicante, una traidora a la causa.

Él había comenzado a crecer instalado cómodamente en el almohadón de plumas que yo le había brindado, hasta transformarse en un insaciable chupasangre.

A pesar de todo aun lo amaba y continué desviviéndome por él. Hasta me escapaba de mi trabajo antes de hora y me tomaba un taxi para esperarlo con su plato predilecto. Ya no salía a recibirme. Me besaba sólo si yo se lo pedía.

Mi intuición me dijo que ya no era ni mío ni de la otra, que existía una tercera. Era de esperar. Necesita sangre joven, pensé, pero no me resignaba a perderlo. Comprendí que siempre lo amaría.

Se había marchado hacía días, por eso, al verlo en la puerta esperándome, mi corazón dio un salto de alegría. El se acercaba hacía mi. Yo puse la cara para que me besara. Rozó apenas mi mejilla y me dijo secamente: - Abu, necesito guita para comprarme una mochila.

miércoles, 31 de marzo de 2010

24 de marzo de 2010 en Rosario.

"La memoria estalla hasta vencer"...



..."Todo está guardado en la memoria,



refugio de la vida y de la historia"...
León Giecco.

Por la mañana:Plantación de árboles en el Bosque de la memoria.

martes, 23 de marzo de 2010

Negro sobre blanco.


Escrito el 21 de marzo de 2006

Hoy comienza el otoño. Hay paro de transportes, no voy a trabajar. Las nietitas lloran. Nicolás escucha a todo volumen una canción que bajó de Internet: “no diferencio a las personas por su raza, su cultura o por su mierda de religión”, dice la letra. Le pregunto como se llama. “Intifada, creo que el grupo es Skap”, me responde. Tendremos que hablar de eso, le contesto.

Trato de escuchar la radio en medio del barullo. Un tendencioso mensaje de la emisora Libertad cominza: “El 24 de marzo no comenzó ni terminó nada” La frase me golpea la cabeza, instantáneamente siento una presión en las sienes y un nudo en la garganta, igual que hace 30 años. La memoria se dispara…

… Nos mudamos un año antes a este domicilio. Hace tiempo no duermo en casa cuando me quedo sola con mi hijito Gerardo, de dos años. Unos días antes sacamos las pocas cosas de valor. Pedro, mi esposo y compañero está en Santa Fe. Paso a buscar algunas ropas. Salgo enseguida, antes del anochecer con mi hijo en los brazos y un bolso al hombro. Así he deambulado últimamente, una noche en lo de cada familiar.

Llego a la casa de mi abuela. Esa que amo tanto, que ha sufrido varias transformaciones pero conserva su último valuarte, la enredadera de campanillas azules en el alambrado que la circunda. Allí me siento segura. Ella me cede la cama matrimonial que todavía conserva a pesar de que enviudó hace más de diez años.

“Para que duermas con tu nene”, dice cariñosa, y se acuesta en una de una plaza en la misma habitación.

Leo a Walsh hasta pasada la medianoche. Tengo insomnio, en mi mente dibujo sobre papel vegetal con tinta china los horrores de los fusilamientos de 1956.Logro dormir hasta las cinco. Me despierto, enciendo la radio, escucho: “Las fuerzas armadas han tomado el mando. Soy presa del temor y la incertidumbre.

En lo de la abuela no hay teléfono. Apenas aclara preparo mis cosas y me marcho otra vez con el nene en brazos y el bolso colgando del hombro.Esta vez no lo hago como hasta hace pocos años, pateando las hojas de los árboles que el otoño ya
puso en las veredas. Las pocas cuadras que conducen a la casa de mis padres me parecen interminables. Miro sin ver, sólo me fijo cuando cruzo las calles.

Llego, mi viejo matea serio en la cocina. Quiero hablar a Santa Fe, es imposible, los teléfonos parecen cortados, no responden.

Mamá sale del dormitorio, los ojos más renegridos que nunca, con un rictus de amargura en su rostro. Se alisa con una peineta al cabello canoso, despeinado, sin tintura desde tiempo atrás.El año anterior, una fría mañana de agosto, recibió una llamada, su hija y su yerno habían sido detenidos por razones políticas. Ahora Mabel, mi hermana está “a disposición del P.E.N”.

Por detrás de la “nona” vienen los hijitos de los presos, Camilo de cuatro y Julián de dos años. Se abrazan con mi nene, comienzan a jugar.

De la habitación de adelante, por la galería, aparece mi hermana Gladys con su larga cabellera más alborotada que de costumbre. Al parecer también durmió poco, tiene a su hijita Eva, de un año, en brazos.
Entra de la calle Norberto, mi cuñado: -Hay poca gente, parece indiferente, comenta.

Comenzamos a conjeturar:
- ¿Tenemos que ir a trabajar?
-No, hay asueto, o es feriado, que se yo…
- ¿Qué será de nuestra hermana presa?

Sigo intentado hablar por teléfono sin resultado. Los chicos juegan, pelean de a ratos, uno se hace pis.

Mami ya está de muy mal humor. Ella se pone así cuando algo la aflige y no lo puede expresar. Papá sacude la cabeza, está callado.

Pasan las horas. Escuchamos noticias que nos resultan insuficientes, contradictorias. Estamos confundidos, atemorizados. Olvidamos los horarios, los chicos lloran.

Finalmente recibo una llamada de mi compañero. Habla bajo, entrecortado, escucho con dificultad: “Entraron a la Cámara y se llevaron las cosas de valor. Algunos fueron presos, después te cuento. A mí me tuvieron demorado hasta que me notificaron que me dejan cesante por la Ley de Seguridad Nacional. Después te explico. Esta noche me quedo en el hotel, aquí estoy seguro. Voy a viajar mañana de día”. La llamada se interrumpe.

Ya anocheció. Termino de dibujar en mi mente la imagen del terror, la segunda del día. La superpongo a la primera, la del relato de Walsh. El cuadro del horror y el espanto está terminado. Comienza una larga noche, oscura y terrible.


Mi hermana Gladys era docente de la Escuela Municipal de Danzas. Se habían realizado cambios curriculares, en lugar de historia del valet clásico se desarrollaban asignaturas relacionadas con la cultura nacional que estaban a su cargo. Ella fue cesanteada y le aplicaron la Ley de Seguridad.

Mi hermana Mabel fue trasladada a la Cárcel de Devoto. Estuvo de tendida a disposición del PEN hasta fin del 1978.No pesaba sobre ella acusación alguna.

Pedro se desempeñó como Secretario Parlamentario de la Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Feha hasta el golpe de estado.

Párrafo de la denuncia realizada en la Secretaría de DDHH de la Nación en 2004:

…“En la madrugada del 12 de julio de 1976, un grupo numeroso de personas uniformadas irrumpió en el pasillo del domicilio citado, requiriendo agritos a Pedro Bluma. Al no poder ingresar al departamento, que estaba desocupado y cerrado, ingresaron al mismo saltando por el tapial, violentaron las puertas de las habitaciones y revolvieron y arrojaron al suelo los pocos efectos personales que habían. Subieron a la terraza y pasaron a los techos de los departamentos
vecinos, rompiendo el tanque del agua, lo que provocó un gran estruendo, y siempre llamando a Bluma a los gritos. Se desprendieron de los techos al pasillo…

Pocos días después iniciamos el camino al exilio.


Imagen: Grabado de la serie "Los desastres de la guerra", de Francisco de Goya.

viernes, 12 de marzo de 2010

Marzo

Quiero hacerles conocer un texto escrito por el arquitecto Federico Tabares. "Ese dìa de reyes" al que alude, es el mismo al que me refiero en "Noche sin perfume", publicada en enero.




Francisco esta por ahí, dando vueltas, hinchando las pelotas con la guitarra que le regalamos para navidad, pateando una pelota adentro de la casa, con el peligro que ese pique rebote para el lado contrario y rompa un adorno o un vidrio. A veces no se lo escucha, esta arriba, en una especie de altillo transformado en tugurio mugriento al que lo llame “estudio” y terminó siendo depósito y el lugar de la compu, jugando a los jueguitos, navegando por la red o consultando su correo electrónico al que nunca le llega nada importante ya que sus obligaciones no van más allá de cursar el segundo grado de la escuela primaria.

Francisco es un poco más grande que yo en Marzo del 76, un año y algo más. Pero no creo haber sido yo muy distinto a él… inquieto, hincha pelotas, ingenuo. Pregunta, quiere saber, claro en casa hablamos, opinamos y sobre todo puteamos. El sabe, por que le hemos dicho, pero no se si entiende, creo que no mucho. Yo tampoco creo haber entendido en ese momento lo que pasaba y mucho menos lo que iba a pasar casi un año después, ese día de reyes que se llevaron al abuelo de Francisco.

Francisco tiene un viejo de casi 40 años, el que escribe. Francisco cree que soy Dios… pobre Hijo. Yo seguro pensaba de la misma forma en mi Papá, pero me pusieron los pies sobre la tierra de prepo, al mismo tiempo en que mi Dios caía asesinado sobre esa misma tierra.

Francisco pregunta, algo entiende, de a poco un poco más, pero claro, en casa se habla y mucho, se explica y se cuenta a todo el que quiera y no escuchar.
Fran sigue por ahí, cada tanto me llama, PAAPAAAA!... como me hubiera gustado poder llamarte viejo, pero así las cosas. No callar es la forma que encuentro de estar llamándote siempre.



Francisco esta aprendiendo la historia reciente de su familia y de su país en un momento que yo nunca creí vivir, por que ya no solo son nuestras palabras las que mantienen la memoria, esta además la voluntad política del estado de poner claro sobre oscuro y juzgar a los responsables del genocidio mas grande de nuestra Argentina del siglo XX.

Más voces como la mía, más franciscos que sepan, más gente que entienda y comprenda, para que NUNCA MAS tengamos que vivir hijas e hijos, madres y padres, esposas y esposos la ausencia, para que NUNCA MAS vacíen de conciencia al pueblo y así vaciar nuestra nación.



Federico Tabares, marzo de 2010

martes, 9 de febrero de 2010

¿Dónde andás Bertita?


Queridas amigas y amigos blogueros: Es cierto, mís blogs no están tan actualizados.

Anduve viajando por Entre Ríos durante los últimos meses del año y estuve atenta a distintas problemáticas de la realidad de esa provincia como las inundaciones, los cortes de Gualeguachú. Descubrí el monolito en homenaje a Claudio "Pocho" Leprati en su ciudad natal, Concepción del Uruguay, y hasta me dí el gustazo de viajar a Paysandú el día de las elecciones y festejar con los hermanos uruguayos el triunfo en la primera vuelta del Frente Amplio.

Quiero contarles que he dejado testimonio en facebook,(sí, sucumbí y también incursiono allí), aunque les confieso,esto me resulta más interesante,así pronto me verán a menudo.

En facebook,(caradelibro le llama Laura Capella),pueden encontrarme por mi nombre real:Berta Temporelli.

Bien, llegó diciembre,las despedidas... un nuevo nieto,Santiago.

Conocí personalmente a dos blogueros:Viviana, de Paraná y El oso,de San Nicolás,dos personas interesantísimas en una reunión organizada por Mariela.

Llegó el año nuevo... y una nieta Alma Morena. Así que ¡BINGO! La foto lo dice todo.

Creo que con esto respondo ámpliamente a mi amiga Persis y todos quienes me extrañan.Un abrazo grande y buen año.

martes, 5 de enero de 2010

Noche sin perfume



“Pero a veces, así como hay años enteros de una larga y espesa oscuridad, un minuto de la vida de un hombre es una luz deslumbrante”, dice Aroldo Conti en PERFUMADA NOCHE.

La de César Tabares fue una vida llena de minutos de luz.

Un chico delgaducho que corría y jugueteaba por el barrio. Pasó por el secundario, se estiró de golpe, se convirtió en un muchacho rebelde y desgarbado. Tal vez haya tenido un momento sombrío cuando cabeceó a alguna piba en un baile y ella le dio vuelta la cara.

Creció. Se convirtió en un tipo bien parecido, con chispas doradas en los ojos.
Descubrió la injusticia. Tuvo compañeros de ideales. Construyó utopías mateando hasta el amanecer.

Alicia había venido de Cañada Rosquín a estudiar psicología. Delgada, de grandes ojos oscuros y cabello ondulado castaño claro, casi rubio.
Quizá como en el cuento de Conti fue en una “perfumada noche”. Él se enamoró de ella y ella se enamoró de él. Del amor de la pareja nacieron tres hijos.

La vida de un hombre, unas cuantas líneas. En lugar de “un puñadito” de tristezas, como la del personaje, un puñado de felicidad.


Tenían por delante millones de minutos de “luz deslumbrante”. Este podría haber sido el final de la historia. Tabares moriría “de vejeces”, es decir de “una buena muerte, al natural” como el Sr. Pelice. Pocos lo recordarían.

El 5 de enero de 1977 su mujer y sus hijos esperaban a César en Cañada.

Anochecía sin perfume. Él salió del estudio que compartía con otro abogado en busca de su Citröen.

La noche olía a bestias, a sangre, a muerte. Noche de “ una larga y espesa oscuridad”, esa que “duró años enteros”.

El auto quedó en la calle. Para Federico, Leandro y Julieta Tabares ese seis de enero no llegaron ni los Reyes ni el papá. Sus mentes inocentes no hallaron respuestas ante tanta ausencia.

Alicia comenzó a golpear puertas, llegó hasta la de la calle Dorrego. Se rieron en su cara. Se encontró con otra mujer, la loca la llamaban, la bicicleta de su hijo había quedado en la calle.

César Tabares no fue enterrado, por eso no fue olvidado, al igual que Conti, que otros miles.

Haroldo plantó álamos en sus libros. Plantamos árboles en el Bosque de la memoria, otros los arrancaron, volvimos a plantarlos.

La que llamaban loca se encontró con otras. Aún llevan pañuelos blancos en sus cabezas.

Fernando Traverso estampa bicicletas en las calles. Mi hijo se llama César en homenaje a Tabares.


Julio de 2006- Berta L. Temporelli


Los párrafos entre comillas son textuales del Cuento de Haroldo Conti “PERFUMADA NOCHE”, del libro : “LA BALADA DEL ÁLAMO CAROLINA.