martes, 21 de abril de 2009

Tapiz


Realizado con recuerdos entrelazados con tristezas surgidas del intercambio de correos electrónicos:
Por aquella época no había de plástico, eran de madera, de ahí el nombre de “palito” para colgar la ropa. Ese simple objeto, tu “palito de la nostalgia”, trae a mi mente un recuerdo que se enlaza con otros no sé porqué extrañas asociaciones. Nuestra casa paterna, que construyó el nono Carlo. El patio trasero en el que colgábamos la ropa, los miedos nocturnos que nos producía esa parte sombría de la casa, que nos parecía tan apartada cuando niñas… al golpe bajo lo recibo yo, pero no puedo evitarlo, aunque sé que no te gustan.



Mi primer trabajo fue en una cooperativa de créditos. Usaba como uniforme un guardapolvo azul marino. Lo había lavado y tendido como todos los domingos.



Al atardecer llegó Pedro con un compañero, “Gerardo”, lo presentó. Era alto, rubio, con cara de gringo bueno. Al poco rato conversábamos con él como si lo conociéramos desde siempre.

…¡Qué cosa! Si hasta me acuerdo de aquella tarde de domingo en que vos y Pedro charlaban en el comedorcito con Gerardo, yo los veía mientras iba y venía para “la piecita” que usaba para hacer mis trabajos de la Escuela de Bellas Artes, yo le decía “mi atelier”, recién comenzaba la carrera…



…creo que me lo presentaron cuando fui a la cocina…en algún momento pensé cuánto que hablan de política y cuanto saben, porque yo sólo sabía lo poco que iba leyendo o escuchando en algunas reuniones…

Hacía frío y era noche cerrada cuando recordé que debía recoger mi uniforme y plancharlo para el día siguiente. Ir al patio de atrás nos causaba bastante fastidio y así lo manifesté.


Gerardo se ofreció a acompañarme. Acepté porque no me pareció una galantería, o el gesto de un seductor, por el contrario, me pareció fraternal. Fuimos hacia el fondo de casa a buscar mi uniforme. Recuerdo el cielo azul profundo y estrellado y la cercanía protectora de un verdadero compañero, casi un hermano.



Fue una de las pocas veces que vi a Gerardo. Él había dejado el seminario y vivía en Buenos Aires. Después nos enteramos que se había casado.

Parece mentira, la tengo como fotografiada a esa tarde mirándolos desde el patio. Los veía sentados charlando ,creo que tomando mate, debe ser la única vez que él fue a nuestra casa, así que seguro fue el día que yo recuerdo…

Pocos años más tarde festejábamos el casamiento de unos compañeros cuando llegaron con la noticia que corría como una ráfaga helada paralizándonos.



...Yo estaba en una peña en Ate, no entendía muy bien…
También nosotros esrábamos allí. Al día siguiente nos levantamos muy temprano y nos dirigimos a la casa de su familia en barrio La Guardia. Su esposa estaba embarazada. Me costó reconocerlo, llevaba barba.



Conociste a Ana…
Sabes algo de Anita??? Le perdí el rastro, me gustaría ubicarla…
…en el 76, las dos estaban detenidas en la Alcaidía. Te contó que tenía un nene llamado Gerardo, te sorprendiste con la coincidencia y le contaste que tu hermana le había puesto Gerardo a su hijito porque así lo prometió ante el cadáver de Ferrari, aquel compañero asesinado en una villa de Buenos Aires una noche de mayo de 1969. Entonces supiste que Ana era hermana de aquel Gerardo. Abril de 2009

6 comentarios:

  1. Esta historia es hermosa, la comenzaste por un palito azul, pero contás la historia de Gerardo y ahora sé quién era el que llevaba antes el nombre de tu hijo.

    Un beso grande.

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  2. Mariela:Decididamente,cuando publique, harás mi prólogo. Gracias.

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  3. Berta: Claro que haré tu prólogo cuando publiques el libro.

    Pasá por mi blog, que hay un premio para vos.

    Besos.

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  4. ¡Qué linda manera de contar! Me gusta tu blog. Un saludo

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  5. persis...qué linda palabra, seudónimo,apócope,lo que sea, suena bien. Gracias por el comentario,viene de alguien que no conozco, de manera que no tiene obligación de alagarme.

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  6. De presumida nomás respondiéndole a Persis cometí una falta de ortografía, halagar se escribe con h.

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